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Argentina y realidad pol­tica:

Bajo este t­tulo, el diario

En medio de anticipadas candidaturas a presidente, gobernadores o intendentes, la Argentina se encamina al Bicentenario de la Revolución de Mayo. Sin ética ni lógica, de manera irresponsable, dirigentes polí­ticos de partidos diversos adelantan candidaturas para las elecciones de 2011 , disimulando sus intereses personales o explicitándolos en forma impºdica, como si 2010 (año del Bicentenario) hubiera finalizado antes de iniciarse.

A pesar de ese marco, el Bicentenario debe servirnos no para enrostrarnos los errores del pasado (una amenaza), sino para construir los consensos del futuro (una oportunidad).

A esos fines, debemos iniciar una reflexión colectiva , pensar de dónde venimos, dónde estamos y adónde vamos como Nación.

Los argentinos llegamos al Bicentenario en democracia, con restricciones, crisis y deficiencias. Pero en democracia después de 26 años. No es poco, considerando el sacrificio para recuperarla y sostenerla.

Desde aquel Mayo de 1810, demoramos seis años para declararnos independientes, 50 para sancionar una Constitución federal (1853-1860 con la incorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina) y 106 años para elegir a nuestro primer presidente popular (Hipólito Yrigoyen, después de la Ley Sáenz Peña).

Avatares presidenciales. Pensemos que, en 1928, Alvear le transfirió la presidencia a Yrigoyen (quien no podrá concluirla). Esa transferencia de un presidente democrático a otro se repitió en 1989 (61 años después) cuando Raºl Alfonsí­n (quien no pudo concluirla) le entregó la presidencia a Carlos Menem. Más aun, pensemos que en 1922, Yrigoyen le habí­a transferido la presidencia a Alvear. Esa transferencia de un presidente que concluyó su mandato a otro presidente que concluirá su mandato, nunca más se repitió en la Argentina.

Cuando Cristina Fernández concluya su mandato en 2011, los argentinos podremos decir que el 10 de diciembre de 2007 (cuando Néstor Kirchner le entregó la presidencia) se repitió el hecho institucional de 1922: !85 años después!

Reflexionemos que entre 1930 y 1983 sufrimos seis golpes de Estado y 32 años de gobiernos militares. Sólo concluyeron sus mandatos Agustí­n P. Justo (fraude mediante) y Juan Perón (primera presidencia). La Argentina tuvo 22 presidentes en 53 años.

Venimos de ese pasado. Considerándolo, 26 años de democracia ininterrumpida es mucho.

Dónde estamos y adónde vamos. Recientemente, junto con Nelson Specchia y a instancias de la Universidad Católica de Córdoba, publicamos un libro que recopila y analiza los 32 discursos de nuestros presidentes ante el Congreso a partir de 1983, tanto los de asunción como los de rendición de cuentas (vale decir que no estaban disponibles en una publicación, lo que demuestra el escaso valor de la palabra polí­tica entre nosotros).

Los discursos presidenciales en estos 26 años evidencian una continuidad de la democracia polí­tica , pese a las crisis institucionales (de 1989 y de 2001-2002, principalmente). Pero, a la vez, demuestran una discontinuidad de las polí­ticas democráticas.

Nuestros gobiernos no fueron capaces de diseñar y gestionar polí­ticas de Estado. Cada presidente se creyó un fundador. Cada uno criticó sin piedad a sus antecesores y prometió inaugurar una era de prosperidad.

Muchas crí­ticas se entienden por el momento en el que se dijeron. Pero alarma la incapacidad de autocrí­tica y de rescatar elementos positivos en otras presidencias . Es muy grave desde lo polí­tico e institucional, de cara al futuro.

La Argentina requiere un acuerdo nacional para un desarrollo integral. Un plan que defina un modelo de crecimiento económico e inclusión social. Polí­ticas de educación y salud, de empleo y vivienda, de lucha contra la pobreza. Polí­ticas de fortalecimiento institucional, que mejoren nuestro sistema electoral y de partidos, la forma republicana (separación de poderes e independencia del Poder Judicial) y federal (redistribución de competencias y recursos). Polí­ticas que preserven el ambiente, para que el desarrollo sea sustentable. Finalmente, polí­ticas que construyan ciudadaní­a responsable, para que los habitantes sean ciudadanos con derechos y también con obligaciones.

Nada será posible sin diálogo intersectorial, sin autocrí­tica y sin rescatar elementos positivos en los otros. Se requieren coincidencias básicas entre oficialistas y opositores, que guarden sus candidaturas para el año electoral correspondiente.

El año del Bicentenario no puede limitarse a espectáculos, remodelaciones de plazas o monumentos. Tampoco debe usarse para justificar obras innecesarias o bautizar obras postergadas. El Bicentenario debe servirnos para hacer ese gran acuerdo nacional, en cada provincia y cada municipio.

¿QUÉ ES ACEP?

La Asociación Civil Estudios Populares (ACEP) es una entidad creada a principios del año 1999 en Argentina con el fin de promover los derechos y garantías consagrados en la Constitución Nacional y el respeto por los valores democráticos consagrados en la misma. Para ACEP es de especial interés el abordaje, desde una óptica humanista y cristiana, de las problemáticas del empleo, la salud, la educación, los jóvenes y la mujer.


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Paraná 754-20 A.,
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  • dummy info@acep.org.ar

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